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Mesa redonda: Imaginario costarricense en Adaptación al Cambio Climático

(Vicerrectoría de Investigación-UNA)

Ponentes:

  • Jennifer Crowe, Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas (IRET), Universidad Nacional
  • Heidy Vega, Centro de Estudios Generales (CEG), Universidad Nacional
  • Beverly Hernández Castro, Consultora en Desarrollo Sostenible
  • Geisel Sánchez Murillo, Red de Jóvenes del Agua

Moderadora: Carolina Salas Rojas, Vicerrectoría de Investigación, Universidad Nacional

La metodología que se desarrolló fue participativa, dónde se le dio a cada una de las ponentes 20 minutos para expresar sus ideas sobre “el reto de aquí a 30 años la Adaptación al Cambio Climático”.

La académica de la Universidad Nacional Jennifer Crowe, nos expone la perspectiva de la salud ante el cambio climático sobre tres aspectos que pueden verse afectados: Por un lado, las enfermedades de transmisión por vectores (por ejemplo, la malaria, el zika, el chikungunya o el dengue), las cuales están ampliando su rango distribución alcanzado poblaciones que anteriormente no habían sido afectadas. También, están las enfermedades infecciosas (por ejemplo, enfermedades diarreicas) que pueden aumentar con inundaciones, más severos, frecuentes y duraderos. Otro elemento importante y necesario de analizar particularmente en la salud ocupacional, es la exposición a temperaturas altas, ya que sea por un aumento en la temperatura promedia o bien por mayor frecuencia y severidad de las olas de calor que pueden afectar a poblaciones no tradicionalmente vulnerables, como hombres, jóvenes o mujeres embarazadas cuando por sus trabajos no tienen control sobre sus condiciones o sus acciones (como por ejemplo, tomar descansos y buscar sombra) y en ambientes muy calientes. Estas personas son más propensas a sufrir efectos negativos en su salud, por lo que resalto que es importante recontextualizar cuáles son las poblaciones vulnerables según los cambios que se están viendo en el clima. Desde la perspectiva de la salud pública en el contexto del cambio climático, se busca formar política pública que tenga cobeneficios en diferentes aspectos tanto para la mitigación y adaptación al cambio climático como para la salud humana. Un ejemplo particular es incentivar el uso de bicicletas en lugar de carros, esto es en sí mismo una acción de mitigación ante el cambio climático, así como una acción de promoción de la salud ya que incentivar el uso de bicicletas aumenta el ejercicio y por ende combate la obesidad y por tener menos carros en la calle, se disminuye la cantidad de contaminación que puede provocar enfermedades respiratorias.

Por su parte la académica Heidy Vega comparte algunas reflexiones sobre la educación superior y los aportes para la acción prospectiva del cambio climático en Costa Rica, algunos desafíos y oportunidades: Desde el Centro de Estudios Generales es muy importante dar a conocer a los estudiantes de todas las carreras sobre el cambio climático y gestión de riesgo, no sólo a estudiantes de carrera como geografía o biología, sino considerar a profesionales que van a trabajar este tema y desde CEG consideramos que desde un punto de vista humanista, es un tema que trasciende. Es así como se trata de brindar a los estudiantes herramientas para establecer que en mitigación y adaptación dentro del ámbito de cambio climático. Nos hemos dado cuenta que en Costa Rica hay muy buenos avances en mitigación, pero que tiene que trabajar la adaptación, que es lo que nos tiene aquí reunidos en este congreso. La adaptación tiene que involucrar a la sociedad civil, lamentablemente en este país se piensa que estos temas son de labor del gobierno y la gente no se siente identificada. Por lo que el enfoque en el CEG es formar ciudadanos, que puedan entender este es el fenómeno enfocado desde acciones reales. Costa Rica es uno de los primeros países con mayor vulnerabilidad en el mundo, es un país de multiamenazas que no podemos negar, por lo que es importante abordar este tema desde el inicio de la universidad y orientar muy bien a los estudiantes hacia un compromiso ecociudadano. Un enfoque fundamental es la intergereracionalidad, integrar a los adultos mayores en los planes de adaptación. Los jóvenes de hoy serán los adultos mayores del mañana. Si los preparamos, serán capaces de realizar una mejor gestión, así que la educación superior tiene una gran responsabilidad. Es necesario trabajar en conjunto, generar redes, cada vez más el trabajo en cambio climático se vuelve cada vez más interdisciplinario y eso es un ejemplo de lo que tenemos en la comunidad epistémica de Gestión de Riesgo y Cambio Climático de la Universidad Nacional que creo que es uno de los primeros esfuerzos que se está realizando en Costa Rica y que el trabajo en conjunto con las instituciones en este caso con la Comisión Nacional de Emergencias CNE, nos puede brindar muchísimas herramientas para seguir mejorando.

Continúa la participación de Geisel Sánchez: mi experiencia ha sido a través del trabajo con los gestores comunitarios del agua, lo primero que se toma en cuenta es entender las estructuras y bases de la gestión que ellos realizan. En Costa Rica existen al menos 1500 acueductos comunales, conocidos como ASADAS, que abastecen a más de un millón de personas y que son

estas estructuras comunales las que se encargan a veces sin conocimiento ni recursos, de administrar el agua que llega a gran parte del área rural del país. Desde la Red de Jóvenes del Agua Centroamérica, que es un colectivo de jóvenes ubicados desde Belice hasta Panamá e inicia en el año 2016, hemos pensado como conectar a los jóvenes con la gestión comunitaria del agua, ya que estamos expuestos a muchos escenarios de sequía como en el Corredor Seco Centroamericano o en el Caribe, donde se dan situaciones de inundaciones que se repiten en toda la región. Lo que nos ha hecho pensar como red de jóvenes es cómo poder abordar estos procesos en un escenario a 30 años. Yo quisiera pensar en positivo y creer que generar cambios a nivel local, en estas asociaciones comunales en torno al agua, es una actividad estratégica para enfrentar mejor los cambios producidos por la variabilidad climática. El reto es: ¿cómo logramos que los datos científicos sean entendidas por cualquier miembro de la comunidad? que logren comprender que se tienen que preparar para enfrentar el cambio climático. ¿Bueno una de las formas es a través de la participación ciudadana, lo que nos hace preguntarnos qué tanta participación hay? pues hay poca participación de las comunidades y especialmente de los jóvenes. Lo que nos plantea el reto ¿cómo hacemos para entender que la adaptación al Cambio Climático nos compete a todos? No hacemos nada con seguir generando datos científicos y políticas a nivel de gobierno, sino logramos que se dé la participación ciudadana. Quiero ser positiva, que estas iniciativas: la red u otros grupos, organizaciones de sociedad civil, partidos políticos hasta asociaciones comunales, se van a concientizar en este tema.

Procede a dar sus aportes Beverly Hernández: Definitivamente, un agradecimiento y una felicitación a la actividad, ya que es muy positivo que haya un espacio desde la academia abierto a la sociedad civil, es una muestra positiva y optimista de que las cosas ya están cambiando y que ya nos estamos adaptando. Por ejemplo, un caso en Chile, en una escuela donde a los niños se les capacitó por medio de un “solmáforo” que dependiendo de la radiación de este “solmáforo” los niños sabían cuando tenían que protegerse o ponerse bloqueador. Lograron cambiar los uniformes para que les protegiera de la radiación, realizaron actividades lúdicas dentro del salón para que cuando hubiese sol no tuvieran que salir a los patios. Lo que nos lleva a recordar el compromiso de quienes trabajamos con comunidades, porque tenemos la cultura de que sensibilizamos, nos comprometemos, pero no se logra el proceso de intercambio de conocimiento y lo que representa un desafío a un patrón cultural.

En mitigación y adaptación al cambio climático tenemos que tomar acciones y para eso necesitamos generar una estructura financiera que permita adaptarnos pero como país no nos queremos comprometer. Costa Rica a pesar de ser un territorio muy pequeño, sin embargo, cuando se trabaja con las comunidades el panorama cambia hacia un lugar muy diverso e intercultural, encontrando comunidades donde financieramente es muy difícil acceder y por otro lado, comunidades que cuentan con expertos en cambio climático o desarrollo territorial que participan activamente en la resolución de los conflictos. En un escenario 2030 ese es el reto que planteo, romper esa distancia de tiempo entre los actores. Lo que nos indica que hay que empoderar a las comunidades, no se trata sólo de construir soluciones sino fortalecer al tejido social y para esto es necesario contar con profesionales que faciliten este proceso, como lo podría hacer un psicólogo social. Es necesario crear la resilencia comunitaria, no sólo basta con la infraestructura resiliente o la donación de tecnología, se debe generar continuidad y este es el papel de las universidades. Se deben Generar alianzas comunitarias para la adaptación al cambio climático y gestión de riesgo asociado e incluir los actores sociales que viven en cada comunidad, para trascender en temas políticos, los cambios de los gobiernos locales y nacionales, así como trascender a los cambios globales. Las universidades pueden jugar un roll importantísimo para dinamizar las comunidades no sólo a través de la generación de conocimiento sino generar espacios para que los actores, las personas, las familias, los jóvenes se sientan empoderados y hagan una alianza para hacer su propio plan de acción territorial para la adaptación al cambio climático.

Al terminar la intervención de las panelistas, se abre la participación al público para preguntas y comentarios, y surge la consulta sobre la inclusión de género en el tema de salud, gestión de la resilencia y adaptación. Se plantea la necesidad que las comunidades se apropien, sin embargo, en las mismas comunidades hay desigualdad de poder y desde las universidades se debe promover los procesos de justicia social: con las mujeres, la juventud y las personas adultas mayores. Por lo que sobresale la pregunta ¿Qué se puede hacer ante la equidad de género y el cambio climático?

Todas las panelistas coinciden en que si hay una desigualdad de género en el tema de la adaptación al cambio climático. Las mujeres son responsables de la protección y distribución de los recursos a los miembros de la comunidad, sin embargo, no acceden a puestos de decisión. Es necesario capacitarlas para que se empoderen sin recargas sus funciones que sea de una forma más estratégica y exista una remuneración por su trabajo.

Para concluir podemos resaltar los diversos orígenes de las panelistas, quienes nos ha brindado una amplia gama de perspectivas hacia la pregunta: ¿Cuáles son los retos de aquí en 30 años en adaptación al cambio climático? En general podemos decir que se plantean tres retos a las universidades, romper el bloque que hay entre instituciones, universidades y comunidades. También, recontextualizar la vulnerabilidad según el grupo humano afectado, y por último realizar acciones participativas que empoderen a las comunidades en la toma de decisiones sobre lo que les afecta directamente en la estrategia de adaptación al cambio climático.

En el marco del Ideario Costa Rica Bicentenaria Diálogo Nacional, la Comunidad Epistémica en Gestión del Riesgo y Cambio Climático de la Universidad Nacional en coordinación con el Departamento de Participación Ciudadana de la Asamblea Legislativa organizaron el pasado 24 de mayo 2019 el Foro Virtual: “De costa a costa: los efectos del cambio climático” el cual tuvo como objetivo “generar un espacio de diálogo participativo que permitiera conocer las realidades de actores en zonas costeras frente a los efectos del cambio climático con el fin de proponer alternativas que minimicen dichos impactos”. El foro se realizó en cuatro sedes; siendo la central la Asamblea Legislativa de Costa Rica y de forma sincrónica se transmitió en la Casa de la Cultura de Puerto Viejo, Limón, en la Universidad Nacional, Sede Omar Dengo y la Sede Regional Chorotega- Campus Liberia.

Se contó con la participación de la Viceministra de Ambiente y Energía Haydee Rodríguez Romero, las diputadas Paola Valladares Rosado, Paola Vega Rodríguez y el diputado José María Villalta Flores-Estrada con la moderación de José Félix Rojas de la Universidad Nacional. Cada panelista presentó sus opiniones indicando que el cambio climático es responsabilidad de todas las personas y que es necesario habilitar espacios de diálogo y redirigir acciones; por esta razón cada panelista expone desde diferentes aristas de atención como, por ejemplo: trabajar en adaptación de gestión del riesgo y la mitigación en la reducción de emisiones, generar prácticas amigables en sector de la agricultura y ganadería, la recuperación, transformación y recolección en el manejo de residuos sólidos o bien, o la atención al sector transporte junto con la ley de Combustibles que busca declarar a Costa Rica país libre de la exploración y explotación petrolera y de combustibles fósiles.

Posteriormente, se abrió el espacio para las preguntas realizadas desde las distintas sedes y canales abiertos a la transmisión en vivo. El diálogo participativo giró en torno a interrogantes acerca de herramientas para la gestión local y comunitaria, mecanismos de educación que incidan en la disminución de los efectos del cambio climático, ingreso a tratados internacionales, situación de ASADAS, protección al sector agropecuario, el sector turismo en zonas costeras, así como el ordenamiento territorial, la problemática de tenencia de tierras entre otros.

Las y el diputado atendieron las preguntas y coinciden en la importancia del control político y de la participación ciudadana para velar por el cumplimiento de leyes y asumir cambios, la necesidad de modernizar algunas instituciones públicas como el caso de RECOPE y el CTP. En el tema de adaptación, fortalecer la gestión con los comités de emergencias en las zonas costeras, asimismo, es necesario incidir en los planes reguladores que ayuden a tratar el ordenamiento territorial. Se vuelve imperativo articular entre instituciones públicas, autónomas y universidades acciones, proyectos e iniciativas de investigación en el recurso hídrico, manejo de residuos, crisis climática que permitan incidir a nivel nacional e internacional.